Defender los derechos y libertades de la comunidad universitaria

La Oficina “Defensoría Universitaria de la UPM” cumple 20 años. Dirigida por el Defensor Universitario, su misión es la defensa de los derechos y las libertades de todos los miembros de la comunidad universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid

01.03.24

Mejorar la calidad universitaria y velar por los derechos y libertades de quienes componen la Universidad Politécnica de Madrid son algunos de los objetivos en los que trabaja la Oficina de la Defensoría Universitaria.

Se trata de un organismo independiente y autónomo dentro de la UPM que ha estado dirigido, en distintas etapas, por tres docentes de la Universidad Politécnica de Madrid. La primera persona en ocupar este puesto de responsabilidad fue Maria Teresa González Aguada, actual Secretaria General de la UPM, desde febrero de 2004 hasta marzo de 2012.


Fuiste la primera persona en dirigir esta oficina. ¿Cómo nace la Oficina de la Defensoría Universitaria en la UPM?

Sí, tuve el honor de ser elegida por el Claustro Universitario en las dos ocasiones que me presenté y en 2004 la primera persona que ocupa el cargo de Defensor Universitario.

Debido a ello, como es natural, tuve que crear una Oficina de la que en la UPM no había referencia, por lo que diseñé una unidad básica con recursos humanos y materiales dimensionados para la organización UPM y la dirigí al rector de la Plaza y al gerente para su conocimiento, posible negociación y autorización. Sinceramente, fue fácil porque tanto el rector como el gerente aceptaron y autorizaron el diseño expuesto. Tengo que decir que los recursos materiales solicitados, relativos concretamente a equipos informáticos y a las aplicaciones y bases de datos solicitados, eran muy novedosos en aquel momento y siempre pensados en asegurar la confidencialidad de las personas y la protección de sus datos personales.

 ¿Cómo fue tu experiencia al frente de esta oficina? ¿Qué supuso para ti el paso por la Defensoría

La experiencia más bonita, formadora y enriquecedora de toda mi vida universitaria, que ya se remonta a más de 40 años. Siempre digo que entré en la Oficina como una humilde Ingeniero de Minas y salí 8 años después como una Defensora de los Derechos Humanos. Me ha marcado para siempre desde el punto de vista personal y profesional.

Más tarde, en febrero de 2012, fue elegida Defensora por el Claustro Universitario la profesora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la UPM, Mª Carmen González Chamorro, que dirigió esta oficina hasta abril de 2016.

 

 

 ¿Cómo fue tu experiencia al frente de esta oficina? ¿Qué supuso para ti el paso por la Defensoría?

La experiencia fue estupenda. Trabajar para los miembros de la universidad en la que me formé y trabajo fue para mí un verdadero placer. Conocí maravillosas personas en nuestra universidad y fuera de ella. Aprendí de grandes profesionales de las Defensorías Universitarias de España y de la UE y de grandes profesionales de nuestra universidad que aman su vocación de docentes y gestores en el ámbito universitario. He de reconocer que para mí fue un verdadero placer conocer y trabajar con Encarnación del Pino de la cual aprendí todo el derecho y mucha de la sensatez que poseo.

Me enseñó a valorar lo que tengo como persona, en el ámbito personal y laboral. Desgraciadamente las instituciones son frías y no siempre piensan en el sentir de las personas, en ocasiones y por supuesto sin intención, se vulneran los derechos de los miembros de la comunidad generando un daño que no siempre es fácil de reparar. 

¿Cómo impulsaste esta oficina para dar a conocer entre la comunidad universitaria?

Por aquel entonces una de las cosas que había que hacer era dotar a la página web de la información sobre las actuaciones del defensor y como acudir, algo que hoy está totalmente superado gracias a las redes sociales. La visibilidad actualmente es más fácil de conseguir.

No obstante, cuando entré en la oficina lo primero que hice fue plantearme la posibilidad de asistir al menos un día a la semana al Campus Sur. Durante la visita a los campus, en la campaña, el delegado de la entonces Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones, me dijo que los campus alejados del Campus Moncloa se sentían un poco desatendidos por la lejanía. Para cumplir con sus deseos abrimos oficina en el Campus Sur y en el Campus de Montegancedo, desde aquí mi agradecimiento a los directores que lo hicieron posible.

También me propuse asistir a la Juntas de Centro y Consejos de Departamento, siempre que el Defensor fuese invitado. Esto me permitió conocer más de cerca los centros y departamentos, sus características y problemáticas. Algo que creo que no siempre es fácil conseguir aunque lo intenté, es que la puerta de la defensoría siempre estuviese abierta para todos los miembros de la comunidad universitaria.

Actualmente, el profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio, Ángel Antonio Rodríguez Sevillano, es el Defensor Universitario de la UPM elegido en noviembre de 2018 por sufragio universal ponderado. 

 

 

¿Cómo fue tu experiencia al frente de esta oficina?

Desde el primer momento en que tomé contacto con la Oficina del Defensor Universitario, la experiencia vivida está siendo única e irrepetible. Comencé en mayo del 2012 como adjunto a la defensora universitaria, la profesora Karen González Chamorro. Nunca la estaré suficientemente agradecido: ella siempre confío plenamente en mí, trabajamos en sintonía y aprendí mucho de ella.

Durante estos años nos han llegado, en ciertas ocasiones, casos difíciles y complicados. Casos que afectan al deterioro de relaciones interpersonales, faltas de respeto, vulneración de derechos. Las personas que acuden ponen su confianza y esperanza en nosotros, planteando sus problemas, abriendo su corazón y mostrando su interior sin tapujos. ¿Qué podemos hacer? Escuchar, poner nuestros sentidos y nuestro mejor saber y leal entender al servicio de sus derechos. Tenemos que actuar con empatía, con sensibilidad, y aportando sosiego. Consideramos que la confianza de los miembros de la comunidad universitaria en la Defensoría, en su “auctoritas”, es el pilar esencial de nuestra actuación. Al final, sus muestras de agradecimiento por el tiempo dedicado es nuestra mejor recompensa.

¿Qué supuso para tí el paso por la Defensoría?

Se lo he oído a muchos amigos (defensores y defensoras) que pasaron por este cargo en universidades de España y Europa. El paso por esta maravillosa responsabilidad nos cambia; es una transformación radical. Te cambia tu visión de la Universidad en tanto institución que, si se me permite el símil, se comporta como un organismo vivo (células, órganos, sistemas); te cambia tu forma de entender la relaciones entre las personas. Creo que en mi caso me ha hecho más paciente, más comprensivo con muchas situaciones que he visto, ahora procuro buscar todas las perspectivas de un problema, atacarlo desde diversos enfoques. Y, finalmente, estudiar puntos de encuentro, “puntos en el medio del camino”.

¿Cuáles son tus retos para este curso?

Tras la aprobación de los nuevos Estatutos de la UPM en febrero de este año, esperamos participar activamente (mostrando nuestra visión) en la elaboración de los reglamentos que emanen de los estatutos (una vez sean publicados en el BOCM). Además, tendremos que modificar el Reglamento de la Defensoría Universitaria y participaremos, aportando toda nuestra experiencia, en el Código Ético de la universidad.

Por supuesto, nuestro desafío sigue siendo extender nuestra actividad en todas las escuelas y centros, participar en todas las actividades en las que seamos invitados de forma que nuestra presencia sea una manifestación de la existencia de la Defensoría Universitaria de la UPM. Creemos que potenciar la visibilidad de la Defensoría en actos de toda índole, favorecerá el hecho de que cualquier miembro de la comunidad nos conozca y confíe en nuestra oficina. Y, por supuesto, seguir aprendiendo de la comunidad universitaria y su buen hacer.

“Si he visto más, es poniéndome sobre los hombros de Gigantes” … Es momento de reconocer la labor de todas las personas que han formado parte de la Defensoría durante estos 20 años. Cada una de ellas ha dejado una huella imborrable y nuestro papel actual no sería posible sin su presencia pasada. Gracias a Maite, Mercedes y Juan. Gracias a Karen. Y, en esta etapa actual, gracias a Ana (sensibilidad), que nos acompañó durante 5 años; gracias a Encarni (rigurosidad), María Ángeles (constancia) y Elena (inteligencia). La labor de la Defensoría es una responsabilidad grupal que no tendría sentido sin ellas, las componentes de la Oficina.