¿Están bien preparados los colegios para hacer frente al cambio climático?

Investigadores de la UPM han analizado las condiciones de calidad del aire y confort térmico en los espacios interiores de los colegios para evaluar si estos están o no preparados para hacer frente a los efectos del cambio climático.

02.12.24

En los países desarrollados, las personas pasan entre un 75 y 90% de su tiempo en espacios interiores; por lo que la calidad del aire interior es esencial para la salud y el bienestar de los ocupantes. En el caso de los niños, esto se traslada a los colegios, donde pasan entre un 25% y un 30% de su tiempo. De ahí la importancia de que estos espacios cuenten con las condiciones adecuadas para garantizar el bienestar de los menores y para favorecer su rendimiento académico. Pero, ¿es esto realmente así? Investigadores de la ETSI de Edificación de la UPM lo han analizado para evaluar si estos edificios cuentan con la estructura adecuada para hacer frente a los efectos del cambio climático.

Para su estudio, los investigadores de la UPM tomaron como modelo varios centros escolares de la ciudad de Palma, en los que se realizaron mediciones de calidad del aire y confort térmico.

“Escogimos la isla de Mallorca porque se está viendo afectada por los efectos climáticos de aumento de temperaturas y prolongación de la estación cálida”, explica Angels Llabrés, investigadora de la UPM y autora de este trabajo.

“Lo primero que hicimos fue estudiar la calidad del aire y las condiciones térmicas interiores en cinco aulas de educación primaria de un centro (de los seis escogidos para llevar a cabo el estudio completo), y la relación con los contaminantes exteriores y las condiciones meteorológicas. Realizamos las mediciones durante el mes de junio de 2023 colocando un sensor de calidad del aire en las aulas para registrar los valores de CO2, de compuestos orgánicos volátiles, temperatura y humedad relativa interior, además de los valores exteriores de la red balear de vigilancia y control de la calidad del aire exterior y las estaciones meteorológicas de AEMET y Ecowitt cercanas”, relata.

Una vez realizada dicha prueba, los investigadores iniciaron la campaña total en los otros centros, teniendo en cuenta la influencia del año de construcción, los sistemas constructivos, el diseño interior y el tipo de ventilación, entre otros.

Niveles de CO2 superiores a los recomendados

Los resultados muestran que, pese a que en algunos aspectos los colegios sí reunían las condiciones adecuadas, en otros aún queda mucho trabajo por hacer para que la situación sea buena. Así, las mediciones muestran que, aunque la mayor parte del tiempo el CO2 se mantiene en rangos inferiores a 1000 ppm, valor recomendado por ciertos organismos internacionales, se observan picos de concentración alcanzando las 7000 ppm, es decir, siete veces el valor permitido.

“Esto no se debe despreciar porque, aunque estos valores se registren en 1 hora, pueden afectar a la salud y calidad de los niños que respiran dichas concentraciones. Además, si según el Reglamento de Instalaciones en los edificios, el aire de un aula es tipo IDA 2, aire de buena calidad, y debe tener un  límite de concentración de 500 ppm para que así sea,  se observa que, de las 26 aulas analizadas, ninguna se encuentra por debajo del 50% del tiempo en este límite”, explica la investigadora.

Para los investigadores, los resultados ponen de manifiesto que, en muchos casos, las aulas se encuentran sobreocupadas y que la ventilación natural es insuficiente para mantenerse en unos niveles adecuados de calidad del aire.

El confort térmico, asignatura pendiente

La humedad relativa fue otro de los puntos preocupantes en el análisis. En especial por su influencia en la sensación térmica  que,  tanto en invierno como en verano, muestra la falta de confort térmico que se presenta en las aulas, debido a la falta de climatización, a las condiciones constructivas de las aulas y a la masificación en ellas.

 “Aunque la humedad relativa se encuentra más o menos aceptable, a excepción de algunas aulas, se debe tener en cuenta que el aumento o disminución de las temperaturas, junto con el clima costero de Palma puede repercutir en humedades relativas demasiado altas que empobrecen la calidad del aire e incrementa los problemas de salud”, añade Llabrés.

Ante estos datos, los investigadores proponen soluciones que pueden mejora el confort térmico de los edificios y plantear mejoras en la calidad del aire. “La estrategia más adecuada para mejorar esta situación, debido a que el resto de las estrategias se resumen en la reforma y/o rehabilitación total del edificio, que en ocasiones no es abarcable económicamente, es la del empleo de materiales interiores capaces de absorber y captar los contaminantes interiores más influyentes. Para ello, se estudia la aplicación de pinturas o revestimientos con características adecuadas para captar el CO2 y demás COV que se encuentran en las aulas y permitir mantener los niveles en el rango aceptable, así como de mantener las condiciones higrotérmicas adecuada”, explica la investigadora

Pese a que la muestra de estudio es reducida, la importancia de este trabajo radica en que pone de manifiesto la importancia de evaluar detenidamente los edificios escolares  y adaptarlos a las nuevas condiciones climáticas.

“La mayoría de los colegios se construyeron anteriores al Código Técnico de la Edificación y no han sido fruto de renovaciones integrales. De ahí la importancia de estudios como este que ponen de manifiesto la necesidad de prestar atención a todos estos aspectos que pueden repercutir en la salud de los menores”, concluyen.