Siempre tuvimos el convencimiento de que la operación sería un éxito
Dos meses después del “milagro de Atacama”, André Sougarret, el ingeniero que dirigió el rescate de los 33 mineros chilenos, explica a los estudiantes de la Escuela de Minas de la UPM los puntos claves de esta operación.
14.12.10
Esta operación sin precedentes marca un antes y un después en la minería chilena que se convirtió en la mejor celebración para el Bicentenario de Chile. André Sougarret, el ingeniero de Minas que dirigió el rescate de los 33 mineros atrapados en la Mina San José, asegura que una vez tuvieron constancia de que los mineros permanecían con vida, la operación sería un éxito. Un milagro, como ha sido calificado, que devolvió a la vida a los 33 mineros de Copiapó.
El 5 de agosto, un derrumbe en la mina San José, ubicada a 830 kilómetros al norte de Santiago de Chile dejaba a 33 obreros atrapados a más de 700 metros de profundidad. André Sougarret asegura que cuando fue citado en La Moneda pensó que se convertiría en uno más del equipo de rescate, pero nunca pensó que tendría que ponerse al frente de la operación, “cuando pasaron unos días fui consciente que tenía la responsabilidad de sacar a esos hombres de la mina, de dirigir el rescate”. En un principio pensó que sería una operación simple, pero al bajar a la mina y descubrir la magnitud del derrumbe se dieron cuenta de que sería una operación compleja, “el acceso estaba bloqueado por un prisma de roca de 120x165 metros, aproximadamente, y unas 100.000 toneladas de peso, y la chimenea también estaba bloqueada”.
A partir de ahí comenzaron las labores de sondaje para llegar a los mineros. André siempre se mostró optimista. “Teníamos la confianza desde un principio de que estaban vivos, el derrumbe se había producido lejos de donde estaban trabajando, había ventilación y agua. Teníamos la confianza de que íbamos a contactar con ellos”, afirma. Una esperanza que se vino abajo cuando una sonda pasó de largo a 770 metros de profundidad, “los familiares actuaron entonces de forma violenta, perdieron la confianza en nosotros y empezaron a pensar que los mineros estaban muertos”. André decidió cerrar la mina ante la intención de familiares de entrar en ella. Este fue para él uno de los momentos más difíciles de la operación de rescate, pues “cuando decidí cerrar la mina el sentimiento de frustración y desconfianza se apoderó de los familiares”.
El 22 de agosto, una de las sondas cumplía su objetivo. “Cuando la sacamos había una mancha reciente de pintura roja y los mineros habían unido a ella una carta y una nota que respondía a todas nuestras preguntas: estamos bien en el refugio los 33”, explicaba visiblemente emocionado André, “para mí fue un gran logro y en ese momento supe que iban a salir”. A raíz de ahí se pusieron en marcha tres planes de rescate y las labores de mantención de los mineros.
El 9 de octubre, la máquina T-130, del Plan B, llegaba al refugio. “El viaje de los mineros a la superficie estaba previsto en 2 horas cada uno, pero se logró hacer en 25 minutos”, por lo que antes de 24 horas todos los mineros se encontraban con sus familiares en el campamento Esperanza. “La operación había sido un éxito y la recompensa fue poder disfrutar del abrazo de los familiares”, ya que, gracias a la comunicación directa a lo largo de algo más de dos meses, se generó un vínculo de confianza muy fuerte.
Los treinta y tres mineros salían a la superficie rodeados de un despliegue mediático sin precedentes en la minería. Dos meses después del rescate se ha dejado de tenerse noticias suyas y de su futuro. André asegura que, tras una reunión reciente con ellos, aún tienen que decidir que van a hacer con sus vidas, “estoy preocupado porque han sido sometidos a una importante presión mediática y tienen que volver a la normalidad, continúan con asistencia médica y deben adaptarse a su nueva condición de personajes públicos”.
André Sougarret ha pasado de ser un ingeniero de Minas que trabajaba en el anonimato, dirigiendo El Teniente, una de las más grandes del mundo, a convertirse en el héroe de uno de los episodios más importantes de la Historia de Chile. A pesar de ello, André sigue sorprendiéndose del interés que suscita y reconoce que el éxito ha sido gracias al equipo de más de 700 personas que participaron en la operación. A partir de aquí, ha recibido llamadas desde otras partes del mundo para participar en otras operaciones de rescate en minas, pero, a pesar de estar dispuesto a colaborar, quiere aclarar que “no soy experto en rescates”. La Mina SanJosé fue cerrada tras salir el último de los mineros de Atacama, dentro quedarán para siempre los vestigios de una convivencia de 70 días a 620 metros de profundidad, el rescate de los mineros chilenos se convierte así en un pasaje de la historia del país que “comenzó el 5 de agosto con un desastre, el 22 de agosto fue la esperanza y, finalmente, se convirtió en un milagro”.