Investigar es la pasión de Paco Arjonilla, un ingeniero industrial por la UPM becado por el gobierno japonés para investigar en inteligencia artificial y robótica cognitiva en la U. de Waseda.
Al madrileño Paco Arjonilla, ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), siempre le gustaron “las máquinas y la ingeniería”. Con aficiones como la informática, la electrónica y los pinball, a las que recientemente ha añadido la fotografía, asegura que “no podría vivir sin música, mi bici y mi gente” y los paseos por la localidad de Pozuelo de Alarcón, en la que vive desde niño. El próximo 3 de abril cambiará las calles de este municipio por las de Tokio, donde estudiará en la Universidad de Waseda, como destinatario de una de las ocho becas Monbukagakusho para graduados españoles que concede el gobierno japonés.
No será su primera experiencia fuera de nuestras fronteras. Cuando terminó sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la UPM, Arjonilla aterrizó en la Universidad de Utrecht, para completar su formación cursando un máster de investigación en Inteligencia Artificial y ampliar sus conocimientos en esta disciplina, lo que ha sido también una de las razones por las que solicitó la beca del gobierno japonés. Quería continuar el proyecto sobre cognición artificial que había comenzado en la universidad holandesa, ya que “había desarrollado una idea que me podía abrir la puerta a conocer una cultura tan diferente y admirable como la japonesa”, explica.
Llevado por la curiosidad, había aprendido nociones elementales del idioma japonés hace años, a lo que unió la experiencia de su viaje fin de carrera que tuvo como destino Tokio. En cuanto se supo poseedor de la beca retomó sus estudios de japonés además de profundizar en el conocimiento de su historia y cultura para preparar su estancia en el país asiático.
PREGUNTA.- Optando a una beca tan competitiva, ¿confiaba en sus posibilidades para obtenerla?
RESPUESTA.- La beca Monbukagakusho de la Embajada de Japón es conocida por el alto nivel de las candidaturas que se presentan. Tanto los criterios de valoración como el proceso interno de selección son confidenciales. Este año se seleccionaron 8 candidatos, entre más de un centenar de solicitudes. En mi caso, presenté una propuesta poco ortodoxa. Que me seleccionaran dependía de que entendieran el proyecto y su posible impacto.
P.- Recibió “eufórico” la beca, entendiéndola como “un gran salto” en su carrera y un trampolín que confía “traerá grandes cambios a la inteligencia artificial”. ¿Qué espera de su estancia en Japón?
R.- Tras múltiples rechazos en el entorno académico europeo, Japón me dio el respaldo institucional que necesitaba. Tengo mucha ilusión por empezar la estancia. Habrá momentos de nostalgia y otros en los que sentiré en un mundo ajeno. Pero los japoneses son muy acogedores y seguro que harán que me sienta como en casa, por lo que la experiencia será interesante y enriquecedora.
P.- Inteligencia Artificial y Robótica Cognitiva será el ámbito en el que desarrollará su investigación en Japón. ¿En qué aspectos concretos se centrará?
R.- Pretendo implementar computacionalmente un nuevo modelo teórico sobre cognición universal, que es la que se puede aprender con la flexibilidad de la mente humana. Una teoría cognitiva debería explicar cualquier sistema capaz de desarrollar comportamientos inteligentes. Me interesé por la biología evolutiva mientras aprendía neurociencia en Utrecht y descubrí que hay elementos en la evolución que también están presentes en los procesos humanos de aprendizaje y que no se encontraban en los paradigmas existentes de la inteligencia artificial. Con estos elementos desarrollé una teoría que unificaba la evolución y la mente humana en un marco común que predice muchos de los defectos y capacidades de ambos, y sugiere nuevos caminos para desarrollar cogniciones universales con características controlables.
Lee la entrevista completa en la web de la UPM
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