La Universidad Politécnica de Madrid, a través del laboratorio FabLab de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial, ofrece a estudiantes y al público en general un espacio de fabricación digital donde materializar sus ideas, creaciones e inventos.
Con poco más de un año de actividad, el FabLab de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial (ETSIDI) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ya ha llevado a cabo más de 250 proyectos diferentes. “Alumnos de toda la Universidad emplean el FabLab en sus proyectos de clase, en sus trabajos Fin de Grado y en sus creaciones”, indica Cristina Alía, profesora de la UPM y directora del laboratorio. También se imparten cursos de formación (cursos de impresora 3D, fresadora CNC y corte láser) y los talleres FabKids para acercar la tecnología y el mundo de la fabricación digital a los más pequeños.
De la imaginación a la realidad
Los FabLabs (acrónimo en inglés de laboratorio de fabricación) son una red global de laboratorios locales que hacen posible la creatividad y la invención de la sociedad dando acceso a las más novedosas y variadas herramientas de fabricación digital. Pero no son centros de impresión 3D propiamente dichos, sino mucho más. No sólo hay otros equipos de fabricación aparte de la impresión 3D, sino que tienen una filosofía clara que deben respetar todos los que se denominen FabLab y pertenezcan a la red global. “La accesibilidad a todos los usuarios, la colaboración entre laboratorios, la curiosidad que aportan los diferentes perfiles de las personas que trabajan en el proyecto, la innovación y la libertad para crear ideas propias y el hacerlo uno mismo, son los valores que mueven este tipo de laboratorios”, explica la profesora de la UPM.
Y es que el FabLab de la ETSIDI es un laboratorio abierto al que puede acceder cualquier persona sin necesidad de ser UPM. Constituye un lugar donde los estudiantes y el público en general pueden desarrollar sus ideas e inventos, reunirse y trabajar en equipo en proyectos de innovación e investigación. Para poder realizar un proyecto, el usuario sólo tiene que proporcionar el archivo que desea fabricar y realizar el pedido. Incluso puede trabajar uno mismo en el proceso hasta la fabricación de la pieza física. Además, cuentan con un servicio de diseño para aquellos que tengan dudas o dificultades para diseñar su trabajo.
FabLab, los estudiantes “aprenden haciendo”
Puesto en marcha por un grupo de profesores de la ETSIDI, el FabLab nació como una iniciativa sin ánimo de lucro que persigue mejorar el desarrollo académico de los estudiantes, además de despertar su vocación innovadora y facilitar las iniciativas emprendedoras. “Los estudiantes tienen en el FabLab una herramienta más para llevar a cabo sus proyectos, de manera que participan en todo el proceso de fabricación”, afirma Cristina Alía. Los alumnos primero diseñan y modelan sus trabajos, y luego tienen la posibilidad de ir al FabLab y continuar con todo el proceso hasta la fabricación final. “Pueden ver cómo se manejan los software, cómo se imprime o se corta su trabajo, etc. Es decir, pueden participar de todo el proceso y aprender haciendo. Sus ideas y creaciones pasan de su cabeza a la realidad”, subraya.
Actualmente participan en este proyecto ocho profesores de la ETSIDI y seis alumnos en prácticas. En el inicio de este curso, y con el apoyo de sus seis patrocinadores (Roland dg, Stayer Ibérica, Comercial Pazos, Sika, BQ y Caja de Ingenieros), han conseguido además formar parte de la Red Global de FabLabs comandados por el Massachusetts Institute of Technology (MIT). “Constituía un reto importante para un FabLab tan pequeño, pero hemos trabajado cada día para conseguirlo”, concluye su directora.
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