Diseñar videojuegos no solo era la gran afición de David Carvajal, licenciado en Ingeniería Técnica Informática de Sistemas en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), sino que también se ha convertido en su profesión. Apasionado desde pequeño por los videojuegos y por la creatividad y tecnología que entrañaba su desarrollo, David Carvajal se ha convertido en uno de los mayores expertos en este campo.
La aplicación de este software a la enseñanza fue el eje de la conferencia “¿Pueden Super Mario y Tetris sustituir a los libros de texto?” que impartió recientemente en la ETS de Ingeniería de Sistemas Informáticos y que plasma también todo aquello a lo que trata de dar respuesta en su tesis doctoral. “ En los últimos años se están llevando a cabo en todo el mundo numerosos estudios al respecto y, al parecer, los resultados son favorables”, explica
Pregunta: Siempre que se habla de los videojuegos en relación con la enseñanza, se tienen en cuenta aquellos que están diseñados para este fin. Pero, ¿pueden los videojuegos convencionales contribuir a la enseñanza?
Respuesta: Lo que podemos deducir de los últimos estudios sobre la materia es que, definitivamente, el concepto de “juego serio” (o educativo) no se cierra en exclusiva a aquellos diseñados con base pedagógica. Realmente cualquier videojuego, incluso los comerciales, puede emplearse con fines docentes.
Según concluyen esos estudios, los videojuegos no solo favorecen el desarrollo cognitivo del cerebro, sino que además resultan una altamente efectiva herramienta de aprendizaje por su alto grado de motivación e interacción directa con los conceptos a impartir.
P: El consumo de videojuegos, tanto a nivel educativo como en el plano del ocio suele estar rodeado de cierta controversia, ya que aún hay quién los considera perjudiciales. ¿Estamos ante un falso mito?
R: Esta pregunta tiene la misma respuesta que si en vez de hablar de “los videojuegos” habláramos de “el cine” o “la literatura”. Como formato de expresión y comunicación, todo depende tanto del uso que se haga de ellos, más o menos moderado, como del contenido o incluso de la propia persona.
Si alguien lee a Shakespeare o a Edgar Allan Poe (por citar dos ejemplos muy reconocidos) nadie diría que eso a priori es perjudicial. En cambio, si esa persona no lee ni apenas hace otra cosa en su vida, si empieza a obsesionarse con sus obras, sus tramas, sus personajes o el drama que entrañan, para ciertas personas mentalmente inestables podría ser fatal.
En cambio, en su justa dosis y controlando el tiempo que se le dedique, jugando a aquellos títulos que aporten valores, que hagan pensar, que desarrollen al sujeto, un videojuego puede conseguir lo mismo que cualquier película o libro, aportando además un factor de inmersión que es lo que los hace únicos y les aporta esa ventaja que otros formatos no tienen.
P: ¿Qué ventajas pueden derivarse del uso de los videojuegos en las diferentes etapas de nuestra vida?
R: En mi investigación me centro específicamente en la etapa post-adolescente, concretamente en estudiantes universitarios de carreras STEM (científicas y tecnológicas) y en cómo los videojuegos pueden ayudarles en su educación superior y su futuro profesional.
Sin embargo, también analizo estudios realizados con sujetos de todas las edades y los resultados son muy significativos: los videojuegos ayudan enormemente a desarrollar habilidades cognitivas especialmente en la niñez, del mismo modo que lo hacen otros juegos infantiles o incluso más.
En adolescentes y adultos jóvenes, potencian la curiosidad por aprender, favorecen determinadas habilidades (tanto sociales y de desarrollo personal como de razonamiento o resolución de problemas), permiten el desarrollo de distintas áreas transversales del currículum y refuerzan la autoestima. En adultos de avanzada edad e incluso ancianos, ayudan a retrasar el deterioro de la visión, la memoria o la capacidad de atención.
Además, en otras iniciativas de aplicación de videojuegos con personas que presentan algún trastorno psicológico, o como terapia del dolor en enfermos terminales, e incluso en personas con discapacidades mentales, se están alcanzando resultados bastante positivos.
P: Eres licenciado en Ingeniería Técnica Informática de Sistemas por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). ¿Cómo ha contribuido tu formación a tu proyección posterior como diseñador de videojuegos?
R: En mi caso concreto siempre lo tuve claro: desde que me matriculé en la carrera sabía que mi camino profesional debía ir hacia la industria del videojuego, en un primer momento como diseñador y programador.
Fue por eso que la mayoría de las asignaturas optativas que escogía iban enfocadas al desarrollo de videojuegos por encima de otro tipo de software, algo que sin lugar a dudas ha influido mucho en mi trayectoria y me ha abierto puertas profesionales hoy día dentro de los videojuegos.
Lo mismo pasó con el Trabajo Fin de Carrera, en el que me embarqué en la implementación digital de un juego de mesa muy conocido de los noventa (HeroQuest), proyecto del que siempre digo fue mi primer videojuego y con el que más y mejor aprendí las partes que lo componen.
P: La industria de los videojuegos es una de las que más llama la atención de los más jóvenes. ¿Qué consejo darías a quiénes quieran dedicarse a ella?
R: En primer lugar, que sean conscientes de algo muy importante: que hay sitio y pastel para todos, que no es una moda ni “una cosa de frikis”. Que realmente es una industria seria y reconocida que no para de crecer tanto económicamente como en otros campos de aplicación o influencia social.
En segundo lugar, les diría que un videojuego tiene muchas partes: diseño, arte y programación son las más conocidas, creativas y técnicas, pero también existe la parte de producción, marketing, gestión de la comunidad y redes, publicidad, testeo, localización, etc. Cada uno debe ser consciente, de todas estas, cuál le gusta más o en cuál se ve que encaja mejor. Es la decisión más importante. Lo demás viene solo. Muchos profesionales de otras áreas están redirigiendo su enfoque profesional a los videojuegos. Por algo será.
En tercer y último lugar, que sepan ver también que a nivel profesional es un mundo realmente apasionante, pero que no deja de ser eso, un trabajo. Dedicarte a los videojuegos no es lo mismo que jugarlos, aunque es cierto que cuanto más trabajas con ellos, más te gustan, los aprecias y divierten. Yo aquí siempre digo la gran cita de Confucio de que “trabaja en lo que te gusta y nunca tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Es más, llega un día en el que te das cuenta de que dedicas más tiempo a hacerlos que a jugarlos. Es algo que decimos todos los que estamos dentro del mundillo.
Y sonreímos felices por ello =)
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