Un estudio de la UPM sitúa en más de 66 mil los fallecidos por COVID en España
La investigación, desarrollada por profesores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial de la UPM, detecta en nuestro país un exceso de mortalidad relativa acusadamente mayor que en el resto de los países europeos durante la primera ola de la pandemia.
10.12.2020
Los profesores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial de la Universidad Politécnica de Madrid Rafael Cascón, Paula Villanueva, Francisco Santos y Miguel Berzal han elaborado un estudio del exceso de mortalidad motivado por la pandemia de COVID-19. Según la investigación, los decesos provocados directamente por la infección en nuestro país desde el inicio de la pandemia hasta el 26 de noviembre pueden estimarse en 66.795 fallecidos.
El objetivo del estudio es aproximarse a las cifras reales de fallecidos por la infección de COVID-19 en España, analizando el exceso de mortalidad que se ha producido, la evolución de los contagios, las cifras de fallecidos con diagnóstico de COVID, así como las de fallecidos sospechosos de haberlo padecido, aún sin diagnóstico.
Y es que, durante la primera ola de la pandemia, con carencias en la detección de contagios, el “exceso de fallecimientos sería un indicador más fiable que las defunciones contabilizadas con caso COVID”, afirman los investigadores. De hecho, en la primera ronda de los estudios de prevalencia que se realizaron en España, se estimó un 5% de prevalencia de anticuerpos en la población española, lo que supondría 2,35 millones de infectados, muy alejado de los 240.953 (0,51% de la población) casos diagnosticados hasta el 11 de mayo según el Ministerio de Sanidad.
Más de 66 mil fallecidos por COVID
Para conocer la cifra real de fallecimientos, los investigadores han utilizado la contabilidad ofrecida públicamente por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo), gestionado por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, y la del Instituto Nacional de Estadística. Además, los profesores de la UPM han multiplicado los datos del sistema MoMo por un factor de 1,06812 (1/0,93622), ya que el INE registra de forma informática el 93,622 % de las defunciones ocurridas.
Según estos datos, se aprecian dos episodios de significativa sobremortalidad. Un primer episodio entre el 10 de marzo y el 9 de mayo, y un segundo episodio a partir del 20 de julio que todavía perdura. Considerando los dos episodios y tras aplicar el coeficiente de expansión, el exceso de decesos asciende a 71.645 fallecidos. Una cifra atribuible a la pandemia, especialmente durante la primera ola, pues los investigadores han observado un desfase entre la evolución de los contagios diagnosticados y los fallecimientos de aproximadamente once días, lo que estaría acorde con la evolución conocida de la enfermedad. “La concordancia es muy elevada”, afirman, por lo que se “puede concluir que ese exceso de decesos sobre la mortalidad esperada indicaría de manera muy aproximada los fallecidos provocados por la infección del COVID-19”.
Comparación entre la evolución temporal diaria del exceso de mortalidad y los casos COVID detectados corrigiendo el desfase temporal. (Elaboración propia con datos facilitados por Mº de Sanidad y ISCIII. En la figura b) se introduce un desfase de 11 días en la curva de contagios. Su referencia temporal se señala en el eje horizontal superior
Sin embargo, los profesores de la UPM también observan un exceso de mortalidad singular entre el 27 julio y el 15 de agosto. “No se aprecia un incremento excesivo de fallecidos con caso COVID en esas fechas, y, previamente, tampoco se había producido un incremento significativo en el número de contagios”, destacan. Por ello, el exceso de decesos de esos días no parece estar relacionado con la infección por COVID, sino que puede ser un repunte de mortalidad coincidiendo con olas de calor. En cualquier caso, señalan, “deberían estudiarse otras posibles causas, sin descartar además consecuencias derivadas de la propia situación de pandemia”.
Tras el análisis y ajuste de los datos, los investigadores concluyen que, desde el inicio de la pandemia hasta el 26 de noviembre, se estiman 66.795 fallecidos por infección de COVID en España. Esta sobremortalidad supondría 20.150 fallecidos más que los contabilizados como fallecidos por COVID hasta el 9 de mayo. A partir de esa fecha, la “detección de fallecidos con caso COVID se aproxima aceptablemente a los fallecidos reales, coincidiendo con una detección de infectados muy amplia”.
Además, señalan que en las comunidades donde se realiza la contabilidad de sospechosos por fallecimiento por COVID, aun sin confirmación de diagnóstico, las cifras consideradas se aproximan a este exceso de decesos.
Comparación con los países europeos
En su estudio, los investigadores de la UPM también realizan una comparativa con los demás países europeos tomando un baremo común para todos, independiente de los criterios de contabilidad de fallecidos por COVID adoptados por cada país, como es el exceso de mortalidad sobre la acaecida en años previos.
En esa comparación y tomando los datos de Eurostat, en España se detecta un exceso de mortalidad relativa con respecto a los años previos acusadamente mayor que en el resto de los países durante la primera ola de la pandemia. También ha sido superior en la segunda ola, aunque recientemente en algunos países se aprecian tendencias crecientes acusadas que superan el exceso de mortalidad relativa de España en las últimas semanas.