Jornada de Agricultura Sostenible en Altura

La UPM reúne a expertos que abordaron la problemática de una agricultura urbana ubicada en edificaciones.

18.05.17

La Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid acogió la Jornada sobra Agricultura Urbana Sostenible en Altura.

El evento, patrocinado por distintas instituciones, reunió a un centenar de expertos que abordaron la problemática de una agricultura urbana ubicada en edificaciones, complemento a la que habitualmente se desarrolla en el suelo.

Durante la jornada se abordaron algunos conceptos que fueron analizados. El catedrático de la ETSIAAB de la UPM, Julián Briz, presenta algunos de ellos:

El nuevo marco en el que se desarrollan las actividades agrarias no contempla solamente la oferta alimentaria, sino que se incluye el cambio climático, las huellas de carbono, energética e hídrica, el proceso acelerado de urbanizaciones y las nuevas tecnologías en diseño y construcción que permiten una agricultura urbana en altura de forma intensiva.

jornada

La idea de agricultura en altura fue expuesta en 1999 por Dickson Despommier, de la Universidad de Columbia de New York (“Vertical Farm” Martín Press 2010) describiendo sus beneficios. La agricultura urbana de altura (AUA) cuenta con nuevos planteamientos e innovaciones que le permiten ocupar nuevos espacios desaprovechados. Los cultivos hidropónicos combinados con la piscicultura, la utilización de gases residuales de centrales de calefacción, el empleo de LED, placas solares y otros medios permiten mejorar los rendimientos y disminuir costes, al utilizar menos agroquímicos y herbicidas. La agricultura de proximidad, la ocupación del ocio, la integración social y la ubicación en el “kilómetro cero” reduciendo costes de transporte, son algunas de sus cualidades.

No obstante, hay también fuertes críticas ante los efectos contaminantes de metales pesados en los productos agrarios urbanos, la escasa capacidad de aplicar economías de escala y la limitación de ciertas actividades agrícolas (arboricultura, cereales) que requieren mayor sustrato o extensiones de cultivo o de ciertas prácticas ganaderas (vacuno y porcino).

No se trata de plantear como alternativas la agricultura urbana versus la rural, sino como complementarias, seleccionando aquellos cultivos más idóneos en cada caso.

La idea de soberanía alimentaria para las grandes metrópolis, es hoy día una fantasía que está sobre la mesa.

No obstante hemos de reconocer que en los últimos años hay una etapa de despegue, con proyectos emblemáticos que marcan unas nuevas perspectivas. Los casos de Plantagón (Suecia) o Sky Greens (Singapur) son ejemplos paradigmáticos.

Una síntesis de la evolución histórica de la agricultura urbana sostenible en altura (AUSA) nos muestra que tradicionalmente la agricultura urbana ha sido de suelo, en tanto que la AUSA  ha tenido enfoques muy diferenciados: riqueza y pobreza. En China, India, los Jardines colgantes de Babilonia y las villas Romanas eran para ciudadanos acomodados, mientras que los cultivos en fachadas y azoteas se daban en barrios humildes, de forma esporádica.

En la actualidad debemos aprovechar las innovaciones en tecnologías existentes en materiales y construcción, arquitectura y paisajismo, cultivos agrarios y jardinería, así como desarrollar estudios y análisis socioeconómicos que nos muestren de forma integral el impacto de la AU.

Exponemos a continuación algunas de las conclusiones y recomendaciones que se analizaron en la Jornada.

1. La agricultura urbana (AU) está suponiendo una revolución silenciosa que penetra progresivamente en nuestro tejido social.
2. La AU no es una moda pasajera sino que ha venido para quedarse con nosotros.
3. El modelo de ciudad actual no es sostenible. El metabolismo urbano como “gestión y digestión” de recursos (energía, materias primas) y residuos, encuentra en la AU un instrumento de gran utilidad.
4. La AUSA es una modalidad aplicable a zonas con alta densidad en edificación y resuelve simultáneamente varios problemas (medioambientales, socioeconómicos) de forma armónica.
5. La economía de mercado prioriza los bienes tangibles (alimentos, flores) que alcanzan un precio en el mercado. Por el contrario, los intangibles (mejora medioambiental, integración social, salud) encuentran dificultad de evaluación.
6. Nuestra sociedad no reconoce adecuadamente la importancia de la AU marginándola en los planes urbanísticos y políticas de ayuda.
7. Es necesario concienciar a la población sobre las ventajas derivadas de la AU, por sus múltiples efectos beneficiosos, aunque muchos de ellos no tengan valor mercantil. La información y formación son procesos clave para implantar la AU.
8. Existe una  complementariedad entre la agricultura urbana y la rural que se manifiesta en una sociedad cada vez más integrada dentro de la variedad en el escenario “rurbano”.
9. La principal iniciativa para implantar la AU proviene de la administración local en ciudades dinámicas (Toronto, París, Berlín, Chicago, Tokio, Sídney, Madrid, entre otras) que están adoptando medidas para su consolidación y expansión. A nivel nacional países, como Francia a través de la Asamblea Nacional, tratan de extenderlo a sus principales núcleos urbanos.
10. Como toda actividad humana la AU tiene sus luces y sus sombras. Por un lado tiene la ventaja de la proximidad al usuario, su acceso inmediato y compatibilidades multiusos, entre otros. Entre las sombras se encuentran los costes para su implantación, las prácticas agrarias especializadas y la falta de experiencia de muchos ciudadanos.
11. Finalmente y no de menor interés resulta esencial potenciar las sinergias entre todos los actores involucrados en nuestra sociedad urbana (Administración, empresas, universidades, ONG y comunidades vecinales) para lograr un entorno naturado, donde convivamos de forma amigable y sostenible los entes que poblamos el planeta (personas, flora y fauna). “Nadie puede hacer todo, pero todos podemos hacer algo”.