“No me imagino estudiando otra cosa”

Estudiante de Ingeniería de Telecomunicación, Irene Ortíz de Saracho, seleccionada por la Agencia Espacial Europea (ESA) para participar en un taller de ingeniería concurrente. En esta entrevista repasa su trayectoria en la UPM y habla de cómo afronta su futuro.

28.03.2017

Soñaba con completar sus estudios en otro país, para adquirir una “experiencia enriquecedora”. En los próximos meses, Irene Ortiz de Saracho, ingeniera de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), participará en un taller de ingeniería concurrente de la Agencia Espacial Europea, que abre sus puertas a solo 44 estudiantes.  

En la actualidad, estudia en Suecia donde está a punto de terminar el Master Universitario en Ingeniería de Telecomunicación, un Doble Grado entre la UPM y KTH (Estocolmo). Para ella,  acceder a este programa de la ESA es algo inesperado, pero ilusionante,  dado el alto nivel de exigencia de la convocatoria, abierta a estudiantes de todos los países miembros con formación en distintas ramas de ingeniería… “El número de plazas es tan reducido que no tenía ninguna seguridad en ser elegida”.

Amante de  la lectura, el cine y el teatro, aprovecha su tiempo libre para practicar senderismo, viajar y patinar sobre hielo, afición recientemente adquirida en su etapa en el país nórdico que seguro continuará en España.

Pregunta.- Seleccionada por la Agencia Espacial Europea como una de las 44 estudiantes que participarán en uno de sus talleres de ingeniería concurrente. ¿Qué es lo que te llevó a interesarte por esta rama de la ingeniería? ¿Te gustaría enfocar tu futuro profesional en este campo?

Respuesta.- Lo primero que tengo que destacar es que esta oportunidad nunca habría sido posible sin la ayuda del profesor de la ETSI de Telecomunicación José Ramón Montejo Garai, quien me ha apoyado siempre en todos mis proyectos y me animó a que lo intentara.  

Como explica la ESA, la ingeniería concurrente es un método de diseño y desarrollo de productos en el sector espacial. Por ello creo que el taller será una gran oportunidad para conocer el enfoque de trabajo de una organización tan importante como la Agencia Espacial Europea.

P.- Cursas una doble titulación en el Real Instituto de Tecnología KTH de Suecia. ¿Qué fue lo que te llevo a elegir este centro?

R.- El año pasado decidí terminar mis estudios en el extranjero porque pensaba que sería una experiencia enriquecedora, tanto a nivel profesional como personal. Es una suerte que la UPM tenga acuerdos con muchas universidades del mundo, algunas muy prestigiosas. KTH es la universidad tecnológica más importante de Suecia y me pareció una gran oportunidad.

P.- ¿Cómo vives tu estancia en Suecia? ¿Qué diferencias observas entre la formación que se ofrece en España y la que recibes en este país?

R.- Muy positiva. Me siento muy afortunada de poder estar estudiando en Estocolmo.
La formación no es muy diferente, si acaso tiene más carga de trabajo durante el curso con laboratorios, proyectos, entregas… En cuanto al funcionamiento de la universidad, me llama la atención que los profesores están muy liberados de tareas burocráticas para poder dedicar el mayor tiempo posible a la docencia y la investigación. Esto es muy positivo y creo que repercute en la calidad de la enseñanza.

P.- Tal y como subrayaban en una entrevista realizada por el diario El Mundo a algunas de las ingenieras más influyentes de este país, hasta hace unos años, las mujeres que se decantaban por la ingeniería solían hacerlo exclusivamente porque tenían un familiar ingeniero. En tu caso, ¿qué fue lo que te llevó a decantarte por estos estudios?

R.- En mi familia seguir la tradición habría significado estudiar Medicina… No tengo familiares ingenieros pero mis motivos tampoco son muy originales: me gustaban la física y las matemáticas en el instituto, así que tenía bastante claro que quería estudiar una ingeniería. Respecto a hacer la elección de Telecomunicación, fue prácticamente una casualidad que ha llegado a convertirse en una  decisión acertada e irrebatible. No soy “teleco” vocacional, pero ahora mismo no me imagino habiendo estudiado otra cosa.

"Diría a cualquier chica que se plantee estudiar
ingeniería que tache de la lista de dificultades “Es una cosa de chicos”.

 

P.- Históricamente las ingenierías se han considerado estudios muy masculinos. Aunque los datos mejoran: en la UPM las mujeres representan el 32% de nuestros estudiantes, ¿has percibido esa “desigualdad” de género mientras estudiabas? ¿Qué dirías a las chicas que quieran estudiar una ingeniería?

R.- Evidentemente las chicas siempre hemos sido minoría a lo largo de la carrera, sin embargo, cuando empecé la universidad esperaba que fuéramos aún menos. He tenido mucha suerte y a lo largo de estos años nunca me he sentido en una situación de desventaja por ser mujer, aunque soy consciente de que ese problema es una realidad, sobre todo, al dar el salto al mundo profesional.
Creo que, poco a poco, se avanza en la dirección correcta y hay mayor sensibilidad respecto a este tema, no sólo en España sino también en países como en Suecia, en donde la  igualdad de género en todos los ámbitos es más evidente.  Sin ir más lejos, hace un par de semanas participé en un evento orientado a chicas suecas en los últimos años de instituto para animarlas a que estudiaran carreras técnicas.

Yo diría a cualquier chica que se plantee estudiar una ingeniería que tache de la lista de dificultades “Es una cosa de chicos”. La cantidad de cosas que aprendes y los nuevos mundos que descubres mientras estudias no tienen nada que ver con el género.  

P.- En un artículo que escribiste para la Cátedra Telefónica, hablabas de la necesidad de explicar al mundo por qué son necesarios los ingenieros de telecomunicación y en qué consiste esta ingeniería. ¿Crees que esto es extensivo a todas las áreas de la ingeniería? ¿Puede que una parte del problema de falta de vocaciones en las enseñanzas técnicas tenga que ver con una mala explicación de lo que implica ser ingeniero?

R.- Mis amigos y yo nos reímos muchas veces comentando anécdotas graciosas que nos han sucedido cuando hemos tenido que explicar qué hace un ingeniero de telecomunicación. Cuando alguien dice que estudia medicina o arquitectura, es fácil imaginar a qué se va a dedicar. Dentro de las ingenierías también hay diferencias, desde mi punto de vista. Es mucho más fácil entender qué hace un ingeniero de caminos o de aeronáutica… al menos de un modo simple o intuitivo.

Hay una frase del escritor de ciencia ficción Arthur Clarke que me gusta mucho: “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Yo me he sentido así muchas veces en estos años y reconozco que explicar la magia – y las telecomunicaciones – es complicado. Merece la pena tratar de transmitir mejor en qué consiste nuestro trabajo, no sólo por las posibles vocaciones, sino también para que se valore lo que hacemos. Pero decirlo es más fácil que hacerlo, yo aún estoy tratando de encontrar la manera…

P.- ¿Cómo ves tu futuro profesional? ¿En qué área o especialidad te gustaría centrarte?

R.- Honestamente, veo mi futuro profesional lleno de incógnitas. A corto plazo, me queda un año en Suecia para terminar mis estudios, incluyendo el Trabajo Fin de Máster. Lo que más me interesa es el campo de la radio frecuencia, que dicho de forma sencilla es una rama que se ocupa de los dispositivos que funcionan a alta frecuencia, como por ejemplo los que hay en las estaciones de telefonía móvil o en satélites. En cualquier caso, sé seguro que quiero aplicar todos los conocimientos técnicos que he adquirido, no dedicarme a la gestión. He tenido la suerte de formarme con verdaderos Ingenieros, con mayúsculas y, la verdad, me gustaría ser como ellos, en la medida de mis posibilidades.