“Ingeniería es mirar a tu alrededor, ver qué podrías mejorar y hacerlo realidad”

Dos estudiantes de la UPM que participan como mentoras en el proyecto Mujer e Ingeniería explican la importancia de este programa y analizan cómo viven sus estudios en profesiones típicamente masculinas.

08.03.2017

Conseguir una efectiva igualdad de género en los estudios de ingeniería y arquitectura es un reto aún pendiente a nivel internacional. Fomentar las vocaciones científicas entre las jóvenes es uno de los pilares para revertir esa situación y por ello la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Real Academia de Ingeniería han puesto en marcha, junto a la Asociación Española de Ejecutivas y Consejeras, un programa de mentorización que asesora y acompaña a las estudiantes de ingeniería durante la carrera y al término de los estudios.

Jessica Amo, estudiante del máster de Ingeniería de las Estructuras, Cimentaciones y Materiales en la UPM e Irene Castillo, estudiante de Ingeniería Industrial y Desarrollo del Producto son dos de las estudiantes de la UPM que participan en este programa. Con su experiencia tratan de orientar a las jóvenes en sus estudios y, sobre todo, de derribar el tabú de género en las enseñanzas técnicas.

Jessica Amo e Irene Castillo participan en el programa de mentoring de la UPM. Foto: Carmen Castellón. Imagen cedida por El Confidencial. 

Día de la Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Desde vuestra perspectiva ¿consideráis que la mujer está  suficientemente valorada e integrada en el mundo científico? ¿Qué queda por hacer?

Jessica Amo: En mi opinión la mujer sí está integrada en el mundo científico o al menos esa es la imagen que se trata de dar cara al público. No obstante, en el campo de la ingeniería la representación femenina es considerablemente inferior. Las vocaciones tecnológicas desaparecen a edades muy tempranas. Muchas niñas muestran su “odio” hacia las matemáticas siendo muy jóvenes y eso es algo que no desaparece en el colegio. Salvo que tengas un referente en tu familia o entorno, el mundo de la ingeniería es muy amplio y abstracto si nadie te lo explica y la componente social tan alta que tiene este tipo de estudios no está lo suficientemente visualizada.  Falta mucha difusión de lo que podemos hacer por la sociedad y por los demás.

Irene Castillo: En mi opinión, la mujer no está lo suficientemente valorada. La falta de referentes femeninos es descomunal, y no es porque no los haya, sino porque no se les presta la misma atención que a sus compañeros. Además, el acceso a estudios superiores de ciencias y la promoción a altos puestos son mucho más complicados. Queda un largo camino por recorrer para que la desigualdad numérica de mujeres estudiando carreras científicas o tecnológicas descienda hasta la paridad. También debe llegar el momento en que una mujer opte a las mismas posibilidades profesionales que sus compañeros y en el camino se sienta valorada y respetada independientemente de su género.

Jessica Amo, estudiante del máster de Ingeniería de las Estructuras, Cimentaciones y Materiales en la UPM

En base a un estudio realizado en 14 países por Naciones Unidas, la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%. ¿A qué creéis que se deben estas diferencias en las cifras?

Jessica Amo: En mi opinión, los estereotipos aparecen continuamente, desde series de televisión y películas, hasta los juguetes. Todo se diferencia. En el primer caso, las mujeres suelen destacar más por su juventud y atractivo, mientras que en los hombres se muestra más su inteligencia o las responsabilidades que conlleva su trabajo y el éxito que pueda lograr.

En el segundo caso, principalmente en las campañas navideñas, siempre se han separado los juguetes de chicas de los de chicos. Los legos, mecanos, coches teledirigidos y otros juguetes por el estilo siempre han quedado dirigidos para estos últimos. Creo que es bastante esperanzador, que esta diferenciación se haya empezado a evitar por parte de algunos comercios.

Irene Castillo: Dejando a un lado las posibles dificultades previas a acceder a la carrera existen varios factores que pueden respaldar estos datos: en primer lugar, hay muchas mujeres a las que les abruma verse en un entorno en el que sólo hay hombres. La sociedad y los estereotipos han jugado un papel muy negativo enseñándonos desde pequeñas que hay profesiones ‘de chicos’ y otras ‘de chicas’ y vivir con ello no es fácil. Además, para una mujer promocionar en su vida laboral supone, en algunas ocasiones, una utopía. La adquisición de responsabilidad es, para muchas, cosa de unas pocas afortunadas.

“La sociedad y los estereotipos han jugado un papel
muy negativo enseñándonos que hay profesiones de chicos y de chicas”

Ante datos como esos, la pregunta obligada es si lo que vosotras estáis viviendo se corresponde con esa realidad. ¿Sigue siendo minoritaria la presencia de la mujer en la ingeniería? ¿Creéis que se trata de forma diferente a mujeres y hombres en ambientes técnicos?

Jessica Amo: En general, la presencia de mujeres es minoritaria, pero depende de los estudios que se cursen. En carreras como Arquitectura los porcentajes son muy igualados, y en mi caso, en la Escuela Técnica Superior de Edificación no se apreciaba una diferencia abismal. Ahora curso estudios de máster en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, y aquí se nota bastante que la presencia masculina es superior. Esto no es algo que solo pase en Caminos, pues me consta que en estudios de la rama industrial o TIC pasa lo mismo y en algún caso con las diferencias aún más marcadas.

En el ámbito académico no creo que se nos trate diferente, por lo menos yo nunca he pasado por una situación de este tipo. Aun así, ha habido algún caso en el que  personas con ideas más conservadoras o reticentes a la posición de la mujer en un ámbito ingenieril en algún momento no traten a los estudiantes por igual debido a su género.

Irene Castillo: Sin lugar a dudas, sí. La presencia femenina en las aulas es minoritaria. Es cierto que las cifras varían de una titulación a otra, pero en cualquier caso siempre hay mayor número de hombres que de mujeres. En Diseño Industrial, diría que estamos 50-50 pero en mi escuela se imparten otras titulaciones como por ejemplo Ingeniería Eléctrica o Mecánica y ahí el porcentaje de mujeres no creo que llegue al 15%. De una manera más o menos evidente, las mujeres deben trabajar y esforzarse más para ser reconocidas al mismo nivel que sus compañeros. En mis clases nunca he presenciado episodios de desigualdad o discriminación pero considero que es un mundo, cuanto menos, más hostil para la mujer que para el hombre.

Las cifras del Ministerio de Educación dicen que solo el 25% de los estudiantes de ingeniería son mujeres. A vosotras, que estáis en ese porcentaje, ¿qué es lo que os llevo a hacerlo?

Jessica Amo: En mi caso fue la vocación por lo que quería hacer y el apoyo que tuve para estudiar lo que me gustase.

Irene Castillo: En mi familia la tradición ingenieril es nula. Mis padres estudiaron derecho y, sin embargo, siempre han estado encantados con que yo estudiase una ingeniería. Desde pequeña he tenido la suerte de que han fomentado que desarrollase todas mis habilidades, independientemente de si los estereotipos decían que eran más de niñas o niños. Cuando creces en un ambiente así te sientes libre de elegir lo que quieres hacer. A mí, a un primer nivel me gustaban las ciencias y las matemáticas y luego decidí estudiar una ingeniería porque me parecía que era el motor del cambio y del progreso. Una ingeniería es como mirar a tu alrededor, observar que cosas podrías mejorar y hacerlas realidad.

Participáis en el programa de mentorización a ingenieras y arquitectas puesto en marcha por la Universidad Politécnica de Madrid y la Real Academia de Ingeniería. ¿Cómo es vuestra experiencia?

Jessica Amo: La experiencia está siendo muy enriquecedora y cada día que pasa ves que están cubriendo una necesidad que existía, pero que no se había visto aún.

Irene Castillo: Es inspirador. Ver las ganas de nuestras mentoras, profesionales que han llegado muy lejos, de conocer nuestras aspiraciones, de aconsejarnos en todo aquello que nosotras aún desconocemos y de acompañarnos en nuestro proceso de aprendizaje es fantástico. Es una suerte poder contar con su experiencia. Cuando acabas la reunión y vuelves a casa tienes la sensación de que puedes con todo,  de que todo lo que tú quieras -con esfuerzo, ganas y cariño- está a tu alcance. Me parece esencial darle más visibilidad a mujeres líderes que han triunfado en un mundo laboral duro y difícil, así como a las empresas que luchan día a día contra marea fomentando el talento sin género.

“Al principio las estudiantes están
un poco perdidas y tienen dudas de todo tipo”

Actuáis como mentoras de jóvenes que quieren estudiar una carrera técnica o que están dando sus primeros pasos en la universidad. ¿Qué dudas os plantean? ¿Cuáles son sus preocupaciones?

Irene Castillo: Al principio están un poco pérdidas. El paso del instituto a la universidad no es fácil y supone un cambio muy brusco. Tienen dudas de todo tipo. A un nivel más del día a día me preguntan sobre las recuperaciones o si tienen que volver a hacer la matrícula. A nivel  más profundo, me sorprenden preguntándome si me ha gustado la carrera, si tengo ganas de acabarla o si tengo pensado irme de Erasmus. También quieren saber si tanto esfuerzo al final merece la pena. Es apasionante estar ahí y que nos hayan facilitado esta vía de contacto. Son chicas como la que yo era hace tres años, por lo que sólo nos diferencia la experiencia de quien lleva ya varios años en la universidad. Trato de ayudarlas en el día a día, en sus dudas, dándoles consejos que espero que les sirvan y que a mí me hubiera gustado que alguien me “diese.

Mi objetivo es que vean la universidad como una carrera de fondo, que no pasa nada por caerse en algún momento, que lo importante es levantarse y seguir con este reto tan bonito que es estudiar ingeniería que, al final, merece la pena.

Irene Castillo y Jessica Amo junto a otra compañera del programa de mentoring. Foto: Carmen Castellón. Imagen cedida por El Confidencial. 

En la presentación del  programa se hablaba de la mentora como una guía y también una amiga. ¿Qué consejo daríais a aquellas jóvenes que quieran dedicarse a la arquitectura o la ingeniería? ¿Apostaríais por una nueva edición de este programa de mentorización?

Jessica Amo: Creo que lo primero que se podría decir es que “si lo quieres, hazlo”. No es un lugar de chicos o de chicas, es un lugar para cualquier persona que desee dedicarse a esto, porque les va a apasionar según vayan aprendiendo nuevas cosas. Cuando te fijas en tu entorno, es impresionante ver que en la mayoría de lo que te rodea, ha intervenido un ingeniero para que eso estuviese ahí, ya sea un edificio, un puente, un móvil, la máquina con la que te hacen una radiógrafía o una resonancia, un coche… Cualquier cosa.

En cuanto a la posibilidad de una nueva edición, se ha visto que la necesidad de este programa llega también a los colegios e institutos, donde tendrá un mayor impacto y por lo que la Real Academia de Ingeniería está trabajando también. Por ello, aunque ya se está haciendo, y esa es la parte en la que estoy más implicada, en próximas ediciones no nos quedaremos solo en un  mentoring a chicas jóvenes que acaban de entrar, sino a estudiantes de colegios, y como he dicho antes, cubre una necesidad que existía, así que, sí, apuesto por nuevas ediciones.

Irene Castillo: A las chicas les diría que es un reto sin duda, es una carrera difícil y por eso el éxito es mayor. Que si les gusta adelante, no hay nada imposible. La clave está en esforzarse y echarle ganas y con eso se consigue. También les diría que la perseverancia es importante, que la mayoría tiene una crisis a mitad de carrera y que todos la superan. La prueba de ello reside en que son más chicas las que lo consiguen que las que lo dejan y por mi experiencia puedo asegurar que el talento no tiene género, así como no lo tiene la inteligencia ni la excelencia. Les animo sin lugar a dudas porque es un mundo precioso y porque el mundo sin ingenier@s se pararía, así que ahora más que nunca las necesitamos.

Apostaría sin ninguna duda por el proyecto. Para mí ha supuesto mucho, apenas ha empezado y ya me ha dado mucho, tanto como mentora como mentorizada. Es una iniciativa necesaria, primero porque fomenta la vocación científica y tecnológica de chicos y chicas y segundo porque se dirige abiertamente a las chicas para decirles ‘ánimo, tú también puedes’.