"Todos llevamos un trocito de científico dentro”

Tras recibir el premio a su trayectoria investigadora por parte de la Real Academia de Ingeniería, el catedrático Óscar Corcho nos habla de su carrera, sus retos y la situación de la Universidad.

19.12.2016

Óscar Corcho, catedrático de Universidad en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos (ETSIINF) de la UPM, acaba de recibir el Premio Juan López de Peñalver -que concede anualmente la Real Academia de Ingeniería (RAING) a jóvenes investigadores en ingeniería y a profesionales jóvenes que hayan realizado labores de innovación, contribuciones profesionales notorias u obra singular en cualquiera de los ámbitos profesionales de la ingeniería española. La RAING subraya del investigador “sus contribuciones al estudio de la Web Semántica y de la Web de Datos Enlazados, la Ingeniería Ontológica y la aplicación de tecnologías semánticas en distintos dominios, como al e-Ciencia y la Ciencia Abierta”.

El profesor Corcho, codirector del Grupo de Ingeniería Ontológica (OEG) de la citada escuela, trabaja de manera habitual en entornos abiertos, en los que la colaboración y la participación de los equipos se hacen patentes en los resultados de sus investigaciones.

En esta entrevista hablamos con él de su esfera profesional, de sus avances y de su evolución, pero no dejamos de lado su parte humana, su modo de enfrentarse a los retos que su carrera suponen; y nos hemos permitido preguntarle si existe algún elemento que le haya motivado, de manera especial, a la hora de estudiar Ingeniería Informática.

El Premio: reconocimiento a una trayectoria y a la Ciencia Abierta

Pregunta: ¿Cómo se aborda el futuro cuando se recibe un premio de estas características

Respuesta: Un premio como este supone un gran reconocimiento al trabajo que he venido realizando durante todos estos años. Eso sí, no lo entiendo únicamente como un reconocimiento personal, sino como algo que debo compartir con todas las personas que han formado parte de mi equipo de trabajo, tanto de manera directa como indirecta.

Pero todo premio, y especialmente este que he recibido como joven investigador, viene también con una importante responsabilidad incorporada, que es la de seguir trabajando al mismo ritmo en que lo he hecho hasta ahora. Así que, después de la ceremonia de entrega de premios me he vuelto a remangar y, de este modo, sigo trabajando con mis estudiantes de doctorado y los investigadores postdoctorales con los que colaboro habitualmente.

P: Si echa la vista atrás, ¿cómo ve el pasado y su evolución profesional desde su actual posición en la Universidad?

R: Tuve la oportunidad de estudiar algo que me gustaba en una Universidad que considero que me ofreció una buena formación. A partir de ahí, decidí hacer un doctorado. Me gustaba la investigación, y de un modo más específico, el área en la que trabajé durante mi doctorado: la Ingeniería Ontológica.
Nunca dudé en pasar del mundo académico al mundo empresarial, y viceversa. Es algo que he tratado de combinar durante toda mi carrera profesional. De hecho, es una práctica que recomiendo a todos los investigadores, al menos en mi área. A pesar de las dificultades (no se publica lo mismo cuando uno está en la empresa, ni todas las empresas saben entender bien el valor que les puede traer un investigador), no tuve problemas en estas transiciones y esto me ha aportado mucho.

Por último, y casi por casualidad, acabé de nuevo en la misma Universidad de partida. No era algo que tuviera previsto, pero me alegro de haber podido continuar evolucionando como profesional (docente e investigador) aquí. Hubo algunas dificultades, especialmente en mi promoción a Catedrático de Universidad, que tardó mucho en producirse por los recortes presupuestarios y de promoción de plazas que todas las universidades sufrieron durante la época de crisis, pero pude aguantar sin la tentación de moverme a la empresa de nuevo, y ahora me alegro de ello.

"La Ciencia Ciudadana busca involucrar a los ciudadanos 
en algunas de las tareas de los científicos profesionales"

P: El premio que recibe reconoce, de manera especial, su contribución a la Ciencia Abierta, ¿Podría explicarnos en qué consisten la Ciencia Abierta y la Ciencia Ciudadana? ¿En qué punto se encuentran y cuál se espera que sea su desarrollo?

R: Somos muchos los que pensamos que una buena parte de los resultados científicos deben estar disponibles, de manera amplia y libre, para que cualquier otro investigador o grupo de investigación pueda reutilizarlos. Pensamos que así se puede avanzar más rápido en la Ciencia, que tiene un componente de competitividad entre investigadores, pero también mucho más de colaboración.

Bajo el concepto de Ciencia Abierta caben muchas iniciativas. Desde el acceso abierto a los resultados de investigación (no sólo artículos, sino también código fuente, conjuntos de datos, scripts, etc.) hasta un enfoque mucho más abierto para involucrar a otros investigadores en investigaciones más globales (por ejemplo, compartiendo hipótesis de investigación cuando alguien comienza a trabajar en un problema, o compartiendo resultados intermedios).

La Ciencia Ciudadana es un pasito más en esta dirección, donde intentamos involucrar a los ciudadanos en algunas de las tareas que los científicos “profesionales” normalmente realizamos. Por ejemplo, se ha involucrado habitualmente a los ciudadanos en tareas de generación de datos para validar hipótesis, es decir, al final del proceso de investigación. Pero también se les puede involucrar en la generación de hipótesis, la creación y captura de datos iniciales, la selección y ejecución de métodos de investigación, etc. Esto es lo que perseguimos con la Ciencia Ciudadana, entre otras cosas, además de diseminar y difundir de manera más generalizada los trabajos de investigación que realizamos.

"Todos llevamos un trocito de científico dentro, desde que somos niños 
y curioseamos para ver cómo están hechas las cosas"

P: Durante años la Ciencia y aquellos para quienes se investigaba –las personas, los ciudadanos- han estado separados, ¿por qué se hace ahora tan necesario que el ciudadano participe en (y de) la Ciencia y sea consciente de la necesidad recíproca?

R: La gente en general tiene un buen concepto de los científicos (por ejemplo, los científicos solemos aparecer casi siempre en la “parte alta de la tabla” en las encuestas del CIS sobre lo que se piensa de distintas profesiones). Sin embargo, muchas veces los ciudadanos nos ven como gente un poco rara que viste en bata y hace cosas en laboratorios donde se manejan sustancias peligrosas. Hay muchos tipos de científicos, y muchas tareas que realizamos. Involucrar a la sociedad quiere decir que se gana entendimiento y respeto mutuo, que conseguimos hacer entender a los ciudadanos cuánto cuesta hacer investigación y que a veces hay que explorar caminos que no llevan a ninguna solución, pero que esto no es tirar el dinero. Además, yo creo que todos, todos, nosotros llevamos un trocito de científico dentro, desde que somos niños y curioseamos para ver cómo están hechas las cosas.

P: ¿Cuándo comenzó a ser consciente de esta necesidad de colaboración?

R: En el entorno de la investigación “profesional”, desde el principio de mi etapa como estudiante de doctorado. En esos momentos ya tuve la oportunidad de trabajar en proyectos europeos donde prácticamente todos aprendíamos de lo que hacían todos los demás. Y luego, tanto en la empresa como en mi etapa en la Universidad de Manchester, tuve la oportunidad de colaborar en proyectos muy competitivos, pero donde la colaboración entre grupos muy diversos y de disciplinas científicas muy heterogéneas era completamente necesaria.

Con respecto a la Ciencia Ciudadana, durante muchos años participé como “ciudadano” en estudios de otros investigadores, o concebí también evaluaciones de mis propias investigaciones, donde era necesaria la ayuda de muchas personas, normalmente en la etapa de evaluación de resultados. Pero lo que realmente activó la chispa por comenzar a centrarme en estudiar mejor la Ciencia Ciudadana fueron las interminables conversaciones sobre el tema con un buen colega y amigo de la Escuela, Paco Sánchez Moreno, con quien tuve el placer de colaborar durante algunos años.

P: Cuéntenos cómo se ha desarrollado, en este sentido, su carrera profesional.

R: Más o menos como resumen de todo lo que he contado hasta ahora, mi carrera profesional se ha desarrollado en varias organizaciones, bajo la supervisión primero de Asunción Gómez Pérez, durante mi etapa doctoral, y luego en colaboración con personas como Richard Benjamins (en la empresa iSOCO, donde trabajé como gestor de innovación) y Carole Goble (en la Universidad de Manchester, donde trabajé dos años como investigador postdoctoral Marie Curie).

Después, fui seleccionado para un contrato Ramón y Cajal (un programa que me pareció excelente cuando fue propuesto por el Gobierno), lo que me dio la oportunidad de pensar en volver a España, aunque finalmente lo rechacé porque conseguí -al mismo tiempo- una plaza de profesor titular interino en la Universidad Politécnica de Madrid.  Desde ese momento, pasé a trabajar como Profesor Titular de Universidad y, más recientemente, como Catedrático.

En todo este tiempo y desde que obtuve el doctorado, he tenido siempre la posibilidad de dirigir el trabajo de un grupo de personas, más pequeño en las primeras etapas, y mucho más amplio desde que me reincorporé a la UPM. Esto ha sido fundamental para poder llegar a donde hemos llegado, y poder realizar aportaciones relevantes al estado del arte, tanto en cuestiones de investigación básica como en investigación aplicada, y siempre con un foco en la generación de software que pudiera ser reutilizado por otros investigadores o por organizaciones públicas o privadas.

Sigue leyendo la entrevista de Óscar Corcho sobre estos temas 

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